Presentación del libro "El arte de proyectar sonidos imposibles" de David Sarrión Galdón.
Viernes 3 de Febrero, Café Nido de Arte, Albacete, 21:00h, Presentación a cargo de Matías Miguel Clemente, recital del propio autor con música de piano a cargo de Javier de la Fuente Milla
Me gusta acordarme de El peor viaje del mundo de Apsley Cherry-Garrard cuando leo versos como Ellos están locos porque me miran.
"Hay quien le dirá que está chiflado, y casi todo el mundo le preguntará: «¿Para qué?» Y es que somos una nación de tenderos, y ningún tendero está dispuesto a parar en mientes en una investigación que no le prometa un rendimiento económico antes de un año. Así que viajará usted prácticamente sólo con su trineo, pero quienes le acompañen no serán tenderos, y eso tiene un gran valor. Si hace usted su correspondiente viaje de invierno, obtendrá su recompensa, siempre y cuando lo único que desee sea un huevo de pingüino”. Es el primer libro de David, y digo “el” determinante y no “un primer libro” como se suele decir utilizando el indeterminado. Es una gran diferencia, concretamente la diferencia que hay entre lo circunstancial y lo determinante y os cuento porqué creo que es muy diferente. Lo creo porque tengo una idea Heideggariana sobre la escritura y no es otra que la del poema único, es decir, que todos tenemos un poema único al cual astillamos como si de un árbol se tratara y todas esas astillas son la vida poética de un autor, despreciadas o no después por cada cual, Y creo que en este caso el libro es determinante porque con la timidez de un chaval deja ver a un poeta, pero que como debe ser, más que nada por su edad ya que somos 3 por 4 =12, deja ver un a un poeta pero lo esconde detrás de los bares y tras una máscara de malditismo. Sin embargo lo hay y se asoma en casi todos lo poemas. David nos invita a un juego continuo con las dualidades y a veces parece incluso que se enfrente al trastorno, “sucede que un pez se parte por la mitad y vuelve a respirar fuera del agua” “los taxistas dividen su lenguaje en dos, uno cuando llegan y otro cuando se van” no sabe si sueña o si está despierto, “desde que comenzara a dormirse la noche/su figura flotó con el pensamiento dormido, quizás, o quizás encontró la realidad/desde que el sueño comenzara a ser lo real/y lo real comenzara a transformarse/en lo que creíamos que era un sueño/” pero es por medio de uno de esos alter-egos por el que se aprecia el mejor David poéticamente hablando o por lo menos el que más me gusta a mí, lejos de imposturas o de modas, y es el David que se pregunta sobre el sueño y el que se pregunta por la propia poesía, ese David que es honesto con lo que escribe, porque no mira a nadie mientras las escribe, porque está sólo y empieza a juguetear con la soledad, con las dudas que le asaltan y con las afirmaciones y es un punto también muy interesante e intenso si se hace desde la posición en la que hay que estar, algo así como lo que preconiza Jorge Riechman con el Ahí te quiero ver. Y digo esto por lo de honesto, ya que es cierto que escribimos porque antes muchos otros lo hicieron Stanislaw lem lo retrata muy bien en su cuento “el electrobardo” incluído en Cyberíada, y cada uno escribe como le sale…..a pesar de que le guste más o menos un estilo hay que estar ahí con uno mismo y con todas las consecuencias, lo demás es impostura. Creo que si sabes jugar con la soledad tienes una batalla enorme ganada, no sólo con la poesía, sino con todo, pero indudablemente con la poesía.
Un libro de poesía y en concreto este libro es algo más que la imagen que a veces intentamos transmitir del poeta. Este libro es mucho más que el exabrupto de un joven maldito colgado de una botella, es una suerte de conocimiento anticipado, de intuición de lo real-poético, en definitiva David está en este libro continuamente despertándose del sueño del conocimiento.
No se sabe qué busca realmente un poeta, quizá busca, como metáfora claro está, un huevo de pingüino, pero como dice David “Cómo negar un significado”
"Hay quien le dirá que está chiflado, y casi todo el mundo le preguntará: «¿Para qué?» Y es que somos una nación de tenderos, y ningún tendero está dispuesto a parar en mientes en una investigación que no le prometa un rendimiento económico antes de un año. Así que viajará usted prácticamente sólo con su trineo, pero quienes le acompañen no serán tenderos, y eso tiene un gran valor. Si hace usted su correspondiente viaje de invierno, obtendrá su recompensa, siempre y cuando lo único que desee sea un huevo de pingüino”. Es el primer libro de David, y digo “el” determinante y no “un primer libro” como se suele decir utilizando el indeterminado. Es una gran diferencia, concretamente la diferencia que hay entre lo circunstancial y lo determinante y os cuento porqué creo que es muy diferente. Lo creo porque tengo una idea Heideggariana sobre la escritura y no es otra que la del poema único, es decir, que todos tenemos un poema único al cual astillamos como si de un árbol se tratara y todas esas astillas son la vida poética de un autor, despreciadas o no después por cada cual, Y creo que en este caso el libro es determinante porque con la timidez de un chaval deja ver a un poeta, pero que como debe ser, más que nada por su edad ya que somos 3 por 4 =12, deja ver un a un poeta pero lo esconde detrás de los bares y tras una máscara de malditismo. Sin embargo lo hay y se asoma en casi todos lo poemas. David nos invita a un juego continuo con las dualidades y a veces parece incluso que se enfrente al trastorno, “sucede que un pez se parte por la mitad y vuelve a respirar fuera del agua” “los taxistas dividen su lenguaje en dos, uno cuando llegan y otro cuando se van” no sabe si sueña o si está despierto, “desde que comenzara a dormirse la noche/su figura flotó con el pensamiento dormido, quizás, o quizás encontró la realidad/desde que el sueño comenzara a ser lo real/y lo real comenzara a transformarse/en lo que creíamos que era un sueño/” pero es por medio de uno de esos alter-egos por el que se aprecia el mejor David poéticamente hablando o por lo menos el que más me gusta a mí, lejos de imposturas o de modas, y es el David que se pregunta sobre el sueño y el que se pregunta por la propia poesía, ese David que es honesto con lo que escribe, porque no mira a nadie mientras las escribe, porque está sólo y empieza a juguetear con la soledad, con las dudas que le asaltan y con las afirmaciones y es un punto también muy interesante e intenso si se hace desde la posición en la que hay que estar, algo así como lo que preconiza Jorge Riechman con el Ahí te quiero ver. Y digo esto por lo de honesto, ya que es cierto que escribimos porque antes muchos otros lo hicieron Stanislaw lem lo retrata muy bien en su cuento “el electrobardo” incluído en Cyberíada, y cada uno escribe como le sale…..a pesar de que le guste más o menos un estilo hay que estar ahí con uno mismo y con todas las consecuencias, lo demás es impostura. Creo que si sabes jugar con la soledad tienes una batalla enorme ganada, no sólo con la poesía, sino con todo, pero indudablemente con la poesía.
Un libro de poesía y en concreto este libro es algo más que la imagen que a veces intentamos transmitir del poeta. Este libro es mucho más que el exabrupto de un joven maldito colgado de una botella, es una suerte de conocimiento anticipado, de intuición de lo real-poético, en definitiva David está en este libro continuamente despertándose del sueño del conocimiento.
No se sabe qué busca realmente un poeta, quizá busca, como metáfora claro está, un huevo de pingüino, pero como dice David “Cómo negar un significado”
La noche dormida bajo los almendros mentirosos
Desde que la noche comenzó a dormirse,
se escucharon exactamente un centenar de ruidos
orgásmicos,
dos decenas de pensamientos
creyeron ser masa cerebral en mis pulmones
y un brillo de ojos ajenos
se encerró momentáneamente
en el balanceo de una cama de guerrilla.
Desde que comenzara a dormirse la noche,
su figura flotó con el pensamiento dormido,
quizás,
o quizás encontró la realidad
desde que el sueño comenzara a ser lo real
y lo real comenzara a transformarse
en lo que creímos que era un sueño.
Desde que la noche comenzara a dormirse,
un ejército de aviones jugó al escondite con la media luna,
tres horas de siesta
quisieron apoderarse del miedo que sustento en la mirada
y la voz baja del día fue la consecuencia
del orgasmo que jamás nos llevó a la madrugada.
Desde que comenzara a dormirse la noche,
su alma formó paz con la sabiduría necesaria,
quizás,
o quizás sus pezones
comenzaran a crear en mí lo que en realidad era el sueño
y aquellas pupilas ajenas
fueran la puerta abierta a lo real.
David Sarrión Galdón
3 comentarios:
Un buen libro con un buen planteamiento; altamente recomendable. Y la foto me parece también muy sugestiva. Por cierto, creo haberla visto en algún diario local (je je je)
Fdo: Ewina.
si es que esta gente de la prensa está a la que salta...bss
David es un crack, un chico que entiende poco de sentimientos en su vida real ya que es un crio que anda dañando a las chicas pero normal en su edad... escribiendo es tremendamente sensible y te toca una parte del alma que algunos no sabíamos ni que existía... por cierto, el título del libro es:"El arte de proyectar sonidos invisibles"... no imposibles...
Publicar un comentario