Páginas

Claus y Lucas- Agota Kristof

IMAGEN: Matías Miguel Clemente



-¿Has leído a Agota Kristof?- Y yo, como soy así de socarrón-impertinente, me eché a reír y dije - me he leído Asesinoto en el Orient Splass- rápidamente me di cuenta de que algo estaba fallando, como tantas veces ( con 18 años pensaba que Ezra Pound era una mujer ).


Resulta que la escritora húngara había escrito una serie de tres novelas que han significado uno de los mayores descubrimientos que he tenido este año. El gran cuaderno, La prueba y La tercera mentira. Las tres están recogidas en un solo volumen titulado Claus y Lucas.


Antes de nada he de decir que no sé qué habría pensado de esta serie si no hubieran estado las tres unidas en el mismo volumen, ya que son radicalmente distintas, y probablemente el dejar un lapso de tiempo de lectura entre ellas me habría -estoy seguro- dejado un poso diferente, pero las cosas se toman como le vienen a uno, no voy a ahondar en las causalidades.


La guerra puede parecer en un principo el motivo principal de las novelas, las consecuencias de la segunda gran guerra en la zona de los magiares, aunque en ningún momento se especifica ni la procedencia ni el espacio en el que transcurren la fábula, tan sólo unas asépticas iniciales. Sin embargo está clara, no sólo la situación geoplítica sino también el papel que desempeña la guerra en los desenlaces y en las personalidades tanto de Claus como de Lucas.


La primera novela es quizá la más devastada-devastadora por la situación bélica, un formato de cuaderno diario y unas situaciones espartanas hacen de Claus y Lucas unos entrañables hijos de perra ( se les llama así en más de una docena de veces), quizá sea esta novela la más sangrante, en ella aparece todo ser humano desmembrado de conciencia, de razón o de ligereza, es un compendio de instintos primarios, eros hijo puta, y tánatos hijo puta, si P entonces Q llevado al más férreo de los dogmas. Tim Burton tendría un filón si no le gustaran tanto los finales felices, porque el final de esta primera novela es...como diría...hijo de perra.


Hay otra opción: adaptar Hansel y Gretel bajo la batuta de Tarantino.

Sin embargo La prueba es otra cosa, hay madurez en los personajes, aparece por fin la humanidad a pesar de seguir siendo enfants terrible-mente obsesivos. Siguen siendo irracionales en muchas ocasiones pero de una manera, digamos, más doméstica. Se trata de una novela menos abrupta, más lineal, más narrativa. Está localizada con más ahínco, menos frenética diría, pero plena en el sentido conflictivo, y lo mejor de todo es que se tiene siempre presente El gran cuaderno, ya que es inevitable compararlos.

La tercera mentira es lo que se espera, ni más ni menos, y no quiero decir con esto que decepcione, sino que se espera un buen desenlace, alguna explicación, y sobretodo un encogimiento de hombros de aquellos que producen tortícolis. Siento no ser más más explícito en los argumentos pero es de esas novelas con las que se te sellan los labios con una cremallera.

Es cruda, es real porque somos reales, porque la verdad de la verdad encoge e inquieta, es entrañable en su empirismo, en su necesidad de ser hijo de perra en ocasiones.
Ahora, a mí me ha ido muy bien leyendo las tres de golpe.

Claus y Lucas, Edit. El Aleph

3 comentarios:

raúl quinto dijo...

El Gran Cuaderno ha sido una de la experiencias literarias más potentes que he tenido... menudos cabroncetes adorables.

matías miguel clemente dijo...

Y si tienes un recuerdo fresco te aconsejo que si no lo has hecho te apuntes a las otras dos, porque se cierra muy bien el círculo. Un besazo Raúl.

Esther Cabrales dijo...

A propósito de El gran cuaderno