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Bookshelf symbol 7

Imagen: Matías Miguel Clemente


Abrí el documento convencido de que valía su extensión en rayas de cocaína, o de heroína o en polvo de oro. Abrí el documento dispuesto a imprimirlo, a darle forma a los párrafos, a convertirlo en letra que fuera amable a la lectura y que le hiciera justicia. Seleccioné todo el texto, convertí los espacios sencillos en dobles, tabulé las primeras palabras de los diferentes párrafos como un escultor con su cincel y con el cigarro en la boca y a un lado, para que no le entre el humo en los ojos. El texto, todo, azul seleccionado; mi mano temblorosa busca en la lista de tipos y se equivoca, selecciona Bookshelf symbol 7; las páginas se convierten en una marea de símbolos perfectamente aleccionados. Me detuve, bajé las páginas con el ratón a la velocidad del suicida, vi entonces algo demoledor detrás de esos símbolos y tan azul como estaba, tan seleccionado todo, pulsé la tecla de suprimir y me quedó un alivio hermoso, inmenso y blanco.

2 comentarios:

karen dijo...

tanto tiempo!!Una interesante entrada.Un abrazo

isla tortuga dijo...

que precioso ejercicio de lirismo