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Immondizia

Imagen: Matías Miguel Clemente. Oporto.



Immondizia significa en italiano basura, también en español, pero no lo contemplamos como uso generalizado. Al principio, siempre que lo oigo, me resulta divertido, pero después me produce una sensación aspaventosa. Acabo de llegar del mercado que hay en Via Madama Cristina, en el barrio de San Salvario, de comprar basílico y hierbas para ensalada. Es un mercado ordenado, silencioso, incluso limpio, nada que ver con la algarabía de Porta Palazzo, nada que ver con los colores que se esconden bajo los toldos rojos y sobre las pieles de los mercaderes, nada que ver con los cantos disfrazados de plegaria y oferta "DAI!!! SIGNORA!!!DAI!!!...Y nada que ver con su estructura casi sinérgica que te hace dar vueltas y vueltas y parecer la partícula de dios perdida en un espacio móvil. Si comparamos se compra más barato en Porta Palazzo y además ahí sí hay cosas que ver, los sábados por ejemplo sucede otro fenómeno: el Balon. Mientras sucede la magia del mercado diario en Piazza della Repubblica, donde actúa el circo de Porta Palazzo, un poco más abajo, casi pegado y cerca del río Dora, o la Dora, hay un mercado de cacharros, a secas. En el Balon se trapichea, se vende lo que ya nadie quiere a este lado más cercano al Po, las cosas inútiles, inservibles, desfasadas. Sobre una sábana blanca como la que refleja el cuerpo de cristo a unos metros (no exagero) los vendedores colocan sus trastos inútiles ocupando la explanada que hay bajo Piazza della Repubblica. Zapatos, zapatos sueltos, llaveros, llaves sueltas, herramientas, herramientas rotas, bicicletas robadas, bicicletas robadas rotas, todo un catálogo de tecnología obsoleta y hierro valiosísimo para que ese circuito siga funcionando, para que lo que aún es mondizia pueda ofrecer algo que llevarse a la boca a quien lo encuentre o lo trueque. Y así, desde Madama Cristina, hasta Porta Palazzo, y hasta que por fin llegamos al Balon, recorremos el camino que recorren las cosas útiles hasta que se convierten en basura, en immondizia. Pero aún, cuando termina el Balon y la explanada está vacía de vendedores, aún en ese momento un ejército de gente desprovista de todo lucha contra los agentes de limpieza para rescatar la immondizia. Cuando los servicios del Comune activan sus mangueras aún hay gente disputando una tela, un plástico con forma de elefante, un zapato, una llave inglesa.

Eso hemos hecho, hacer de lo que ya no es de este mundo, de lo que es inmundo, algo valioso. Eso estamos construyendo, un mundo para los que usamos lo del mundo, y otro para los que se ven obligados a convertir nuestra inmondizia en su propio mundo. Así, nosotros recorremos los estadios que recorren los objetos, a veces con la certeza de pagar más de la cuenta, y otras veces con la curiosidad de ver dónde acaba aquello que ya no quisimos y por lo que no pagaríamos nada; pero ya, hasta ahí llegamos, ahí acaba nuestro viaje, donde para nosotros, que estamos a este lado, empieza la basura.

Imagen: Matías Miguel Clemente. Vista parcial del Balon.

5 comentarios:

Gonzalo Hernández Baptista dijo...

en los mercados no dejas de encontrarte maravillas.

Israel dijo...

A veces lo maravilloso es encontrarse con consideraciones sobre mundo y mondizia que van más allá de la anécdota. Me gusta tu entrada.

¿Has visto Les glaneurs et la glaneuse, Los espigadores y las espigadora, de Àgnes Varda (2000)?

matías miguel clemente dijo...

No, no la he visto, pero la pongo inmediatamente en prioridad. Gracias amigo. besos.

Piso Piloto dijo...

Hola Mati, gran entrada. Muy buena recomendación la de los espigadores y las espigadoras a mí me encantó. Reparte besos a A y otro con abrazote para ti.

matías miguel clemente dijo...

Gracias Lu. La peli está en fase de llegada a mi carpeta. Espero que todo os vaya genial, hablamos guapa¡¡¡