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Se trata de un horno

IMAGEN: Matías Miguel Clemente





Se trata de un horno, sí, un horno de una antigua fundición que se encuentra en toda la mitad del Campo de Calatrava, perdida, escondida entre dos grandes lomas. Todo tiene una explicación (todo hasta que nos damos cuenta de que la explicación no es nuestra, entonces simplemente la aparcamos ahí para rehacer la nuestra, o la que más nos gustaría). La explicación es que no muy lejos de esas lomas pasa el río Guadiana y claro, el hierro ardiendo ha de ser enfriado, como todo metal que arde. Se trata de una estructura extraña, el edificio en su origen era extraño, lo dicen los que han estudiado el lugar ( la red siempre tiene respuestas) no hay nombres concretos ni estudios profundos, ya que el paraje está casi olvidado. Dicen que se trata de una estructura inspirada en un par de siglos anteriores al de la construcción, por los sillares y las balaustradas. En fin, el caso es que hay un horno que ha estado ardiendo durante años, que se ha abandonado y que entonces ha crecido un árbol en su parte alta, el caso es que este horno con un árbol arriba está rodeado por dos arcos enormes que en su momento lo resguardaban, el caso es que a mí se me ocurren muchas historias que me convencen más que la del adinerado vasco que llegó a la Mancha y se quiso forrar.

Se me ocurre,
por ejemplo, que es la entrada al mundo de unos seres antropomórficos que viven con nosotros bajo las leyes de una logia loca pero tremendamente cuerda, que salieron una noche tras colocar en la entrada una máquina de humo de conciertos, y que en ese momento sonara algo así como cualquier tema del último de Portishead.


Se me ocurre
también que pudiera haber en su día un árbol no grande, enorme, brutal, que cubriera buena parte de la comarca y que se alimentara de fuego, y que al dejar de utilizar la caldera ha ido encogiendo hasta que algún día desaparezca.


Se me ocurren mil
tontunas, muchas...sin embargo tras pensar en cada una de ellas siempre acabo pensando que lo maravilloso es que del fuego fuerte, de un fuego capaz de fundir metal, de un fuego comparable al de muchos poemas que conozco, se produce la conjunción particular que hace que se reproduzca y se convierta en vida, y que esa vida que produce es el caldo de cultivo y alimento para el fuego que la creó. Y así me acuerdo de mucha gente que sufre y crea, que se toma lo que hace no como un oficio, como una impostura, como una oposición a tener la mejor de las miradas, y la más ocurrente de las teorías, sino de muchos que viven porque existe el hueco por cubrir de sus palabras, la horma de sus ideas sin llenar, que son conscientes de la horma que espera, de muchos que resuelven su ecuación dándose de comer apenas el hambre de no tener que darse de comer.

Anexo I a lo "Cabeza de perro"
No hace ni un día que colgué esta entrada, de algo que me pareció maravilloso, extraño, intrigante y al mismo tiempo calmante y apaciguador. Pero mientras leo Nocilla Dream (sí, soy un rezagado) encuentro este pasaje que me deja perplejo:
Bueno, señor, tengo que confesarle algo. Y lo lleva hasta la antigua nave de fundición. Le señala, en la pared, la puerta abierta de uno de los hornos con forma de tubo abandonados, en cuyo interior, de entre los hierros, crece un árbol; las ramas se amoldan al techo y paredes del cilindro, y sólo unas pocas logran escapar por el tiro de la chimenea. ¿Lo ve; ve ahí un árbol?, Sí señora, lo veo. Pues ése es el problema: en este horno, un invierno que la nieve nos incomunicó, ya incineramos al abuelo [había muerto de repente], y por nada del mundo destruiríamos ahora ese árbol.
Agustín Fernández Mallo.
Empiezo a descubrir lo que puede ser una obsesión...

5 comentarios:

eme dijo...

jeje, tú también eres un cabeza de perro...

Erredé dijo...

Bravo.
Lo siento pero no se me ocurre otra palabra ante lo que acabo de leer.
La historia perfecta para un buscador de serendipias.

Anónimo dijo...

¡Curioso! El Martinete (no sé si es el de la foto, pero es bastante parecido) y Nocilla Dream... Yo no fui rezagada, y tuve esa sensación.
¡Ay, las cosicas de La Mancha!
Abrazos desde Toledo,
Bea.

matías miguel clemente dijo...

Bea, por lo visto hay cientos y cientos de hornos a los que les sale un árbol, está claro que tenemos muchas cosas por descubrir pero estas te hacen sentir que se te escapa algo jeje. Besos desde este lado del Guadiana.

Santos G. Monroy dijo...

Bellísima entrada, Matías. Es cierto. Lugares como este no dejan a nadie indiferente. Tienen ese no sé qué de mágico, arcano y hermético. Invitan a soñar en el poder perdido de la magia y, sobre todo, nos ponen frente a nosotros mismos, en el espejo de nuestras propias reflexiones. Enhorabuena y un saludo!